Fonseca, máximo triunfador en León

MORELIA, Mich., 16 de febrero de 2025.- Qué bella y justa es la fiesta brava, porque da y quita sin obsequio y sin despojo, porque el toro pone a cada quien en su lugar. Bella, muy bella, la más bella de todas las fiestas, porque en ella se puede ir del infierno a la gloria y viceversa de un día para otro. Siempre da revanchas y nunca se queda con el pan de los demás. Justa, muy justa, como justa fue ayer con el Huracán de Morelia, el Terremoto Peruano y el Torero de la Dinastía porque que todos salieron a hombros, lo mismo que el ganadero de Villa Carmela, en “La Luz” de León, Guanajuato, “donde la vida no vale nada”, pero tampoco en Michoacán, ni en lugar alguno de nuestro México lindo y querido.
Justa, sí, muy justa porque, verbigracia, en la temporada pasada se le fue un toro vivo en la Plaza México al Terremoto Peruano, Andrés Roca Rey, y el 5 de febrero regresó a ese mismo escenario a consagrarse y a salir endiosado con 4 orejas y 1 rabo. Y luego, fue el Huracán de Morelia, Isaac Fonseca, el 4 de este agonizante febrero, el que escuchó los 3 avisos en el Coso de Insurgentes, pero ayer, en León, reapareció y se alzó como el máximo triunfador de la corrida al indultar al segundo de su lote, toro de Villa Carmela, recibir rabo y orejas simbólicas y salir aclamado por la multitud que llenó la plaza.
En efecto, Isaac Fonseca otra vez fue el máximo triunfador, porque por lo que realizó ante tercero de la tarde recibió la ovación generalizada y provocó que el respetable le bronqueara al juez porque le negó una oreja bien ganada; después, ante “Cofrade”, toro marcado con el 485 de Villa Carmela que registró 506 kilos en la romana, el michoacano se prodigó a plenitud, se dejó ver en torero, en valiente y en cerebral para estructurar una faena consagratoria. El indulto fue justo para burel y diestro, porque los dos estuvieron en el ámbito de las excelsitudes.
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