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MONTERREY, NL., 15 de junio de 2025.- Un fenómeno celeste deslumbró a miles de personas durante la madrugada de este domingo, cuando un brillante bólido cruzó los cielos del noreste de México a las 2:07 horas. Aunque muchos creyeron que un asteroide o meteorito había impactado directamente sobre Monterrey, expertos aclaran que el objeto no cayó sobre la ciudad, sino que pasó encima a gran altitud.
Según el astrónomo y divulgador científico Pablo Lonnie Pacheco Railey, lo observado fue un bólido, es decir, un meteoro excepcionalmente brillante. Este tipo de fenómeno ocurre cuando una partícula —un meteoroide— entra a gran velocidad en la atmósfera terrestre, generando un destello luminoso debido al calentamiento y la ionización del aire, no porque el objeto mismo arda visiblemente.
“Lo que vemos no es el meteoroide en sí, sino el rastro de aire ionizado, similar a lo que ocurre en las auroras o en los tubos de neón”, explicó el experto.
La Tierra, al moverse alrededor del Sol a casi 30 kilómetros por segundo, atraviesa constantemente regiones donde hay restos de cometas y asteroides. Cuando uno de estos fragmentos entra en contacto con la atmósfera a velocidades que pueden superar los 75 km/s, se produce un meteoro. Si la partícula es lo suficientemente grande y veloz, su estela puede alcanzar un brillo mayor al del planeta Venus, recibiendo entonces el nombre de bólido.
El evento de esta madrugada fue tan potente que, además del espectáculo visual, se escuchó un estruendo y algunas personas reportaron una sacudida. Pero esto no se debió a un impacto terrestre, sino a la onda de choque generada por la explosión del meteoroide al encontrarse con capas más densas de la atmósfera, explicó Pacheco.
Aunque es probable que algunos fragmentos sobrevivieran y hayan llegado al suelo en forma de meteoritos, aún es pronto para identificar la zona de caída. El bólido tuvo una trayectoria muy rasante, lo que sugiere que cualquier fragmento habría continuado viajando más de 100 kilómetros desde el punto donde se vio brillar. El tamaño estimado del objeto original podría haber estado entre uno y cinco metros, lo que lo hace inofensivo.
Uno de los principales mitos que desmiente el experto es la idea popular de que los meteoritos impactan en la Tierra envueltos en fuego. La realidad es que, si un fragmento sobrevive, llega al suelo a velocidades de unos 300 km/h, enfriado por la atmósfera y sin generar cráteres espectaculares.
“La imagen del meteorito humeante y al rojo vivo es típica de películas, pero no tiene base científica”, enfatizó Pacheco.
Algunas personas incluso reportaron un zumbido suave al paso del bólido, lo cual podría tratarse de un sonido electrofónico. Este fenómeno ocurre cuando las ondas de radio generadas por el bólido hacen vibrar objetos cercanos como papel o cabello, provocando la percepción de un sonido en tiempo real.
Si viste, grabaste o escuchaste el evento, tus registros pueden ser valiosos. Con suficiente material audiovisual, los astrónomos pueden reconstruir con precisión la trayectoria, altura y origen del meteoroide, y determinar la zona de posible impacto, conocida como “óvalo de distribución”.
Fenómenos como éste son una ventana a los orígenes del Sistema Solar. Cuando se recuperan meteoritos, estos se convierten en fósiles espaciales, testimonios de la historia primitiva del cosmos. Por eso, si encuentras uno, los expertos recomiendan no tocarlo directamente y conservarlo en un frasco esterilizado, para su análisis científico.
“¡Qué suertudos los que lo vieron, lo escucharon y lo sintieron!”, concluye Pacheco.