Violencia en el noviazgo se perpetúa por idealización del amor romántico

OAXACA, Oax., 11 de febrero de 2025.- La violencia en la pareja no comienza en el matrimonio ni en el concubinato, sino que puede estar presente desde el noviazgo, «todo príncipe puede hacerse sapo y volverse una pesadilla, o peor aún, una tragedia», advierte Iris Rocío Santillán Ramírez, del Departamento de Derecho de la Unidad Azcapotzalco de la Universidad Autónoma Metropolitana, quien en entrevista para el Semanario de la UAM explica que esta agresión suele disfrazarse de “cuidado” o “amor”, lo cual la hace aún más peligrosa.
México tipificó el feminicidio en 2012, estableciendo que este crimen ocurre cuando una mujer es asesinada por razones de género, lo cual incluye casos en los que el agresor es su pareja o expareja, compartió la UAM en un comunicado.
Según la doctora Santillán Ramírez, el asesinato es solo la cúspide de un patrón de violencia que comienza con señales de alerta –las llamadas red flags–, muchas veces ignoradas o normalizadas.
Sin embargo, el derecho penal no ha logrado prevenir estos crímenes. «Las penas más severas no garantizan su erradicación», señala la experta y pone como ejemplo a Estados Unidos, donde existe la pena de muerte, pero los feminicidios siguen ocurriendo.
De hecho, México tiene un marco legal extenso en materia de derechos de las mujeres, pese a ello la aplicación de estas normas es deficiente. «Las leyes quedan en el papel, no obstante, en la realidad, las mujeres seguimos atrapadas en ciclos de violencia», advierte la doctora Santillán.
La clave, argumenta, no está en el castigo, sino en la prevención, por lo que resulta fundamental educar a las nuevas generaciones en formas de relacionarse sin violencia. «Necesitamos cambiar la cultura. Enseñar a comunicarnos sin insultos ni agresión es crucial para una convivencia sana», insiste.
En este sentido, uno de los principales factores que perpetúan la violencia en el noviazgo es la idealización del amor romántico, que pueden materializarse en frases como «Me cela porque me quiere» o «Si soy su princesa, debo pedirle permiso», fomentan relaciones de control disfrazadas de afecto.
Además, desde la infancia se impulsa la idea de que es necesario tener pareja para ser valoradas. «Incluso en la niñez se habla de noviazgos como si fueran juegos inofensivos, cuando en realidad pueden acelerar una maduración forzada y promover dinámicas de dependencia emocional», puntualiza.
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