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MONTERREY, NL., 4 de junio de 2025.- Expertos en el área de la salud mental advierten que conductas en los menores, tales como actuar cruelmente con los animales, pueden anticipar trastornos mentales y comportamientos violentos en la adultez.
La crueldad hacia los animales por parte de niños y adolescentes, lejos de ser una simple travesura infantil, puede ser un signo temprano de desequilibrios psicológicos que, de no ser atendidos, podrían evolucionar hacia formas más graves de violencia. Así lo advierte el psicólogo Heber Torres, quien destaca la necesidad urgente de observar y atender este tipo de conductas desde sus primeras manifestaciones.
Diversas investigaciones han relacionado el maltrato animal en la infancia con la presencia de trastornos conductuales, problemas emocionales, traumas no resueltos e incluso con la posibilidad de desarrollar comportamientos delictivos en la adultez. Este tipo de crueldad forma parte del trastorno de conducta, caracterizado por un patrón repetitivo de comportamiento donde se vulneran los derechos de otros y las normas sociales.
Un estudio realizado encontró una fuerte conexión entre la crueldad hacia los animales en la infancia y comportamientos antisociales o criminales en etapas posteriores. En la misma línea, la investigación evidenció que, quienes maltratan animales en su niñez, presentan mayores dificultades en sus relaciones sociales y un riesgo elevado de padecer trastornos psicológicos.
Heber Torres subraya que esta conducta puede tener múltiples orígenes: desde una forma de descargar ira y frustración, hasta una señal de falta de empatía o un intento por replicar patrones de violencia vividos en el hogar.
“En muchos casos, los niños agresores han sido víctimas de violencia intrafamiliar, abuso o negligencia. Su agresividad hacia los animales es un grito de auxilio que debe ser escuchado”, señala.
Estudios indican que los niños testigos de violencia de género o doméstica maltratan animales de dos a tres veces más que aquellos que no han estado expuestos a este tipo de situaciones. En casos de abuso sexual, la cifra puede multiplicarse por seis, según un abogado y penalista
Además, la crueldad hacia los animales puede convertirse en una especie de antesala de la violencia contra seres humanos. Dichos comportamientos podrían ser la base de una personalidad violenta. Esta afirmación encuentra eco en las estremecedoras palabras del asesino serial: “es la misma sensación si estrangulas un animal o una persona... matar ya no significa nada”.
A pesar de estas advertencias, muchas veces los adultos minimizan estos hechos, considerándolos parte del juego o simples actos de rebeldía.
“Patear un perro o ahorcar un gato no es comparable a patear un balón”, advierte Torres. “Hay una intención de dominación, de someter a un ser vivo indefenso, y eso debe encender todas las alertas”.
El especialista insiste en la importancia de actuar desde una perspectiva empática y preventiva. No se trata solo de castigar, sino de comprender el trasfondo emocional que origina estas conductas.
“Un niño que maltrata a un animal está intentando decirnos algo. Puede estar imitando un modelo violento, puede sentirse impotente, o incluso puede estar desarrollando una personalidad antisocial”, explica.
En este contexto, la detección temprana se vuelve clave. Identificar y abordar estas señales de alarma puede ofrecer una valiosa oportunidad para prevenir futuros trastornos mentales o conductas criminales.
“El maltrato a los animales debe ser visto como un síntoma, no como una anécdota. Es un espejo que nos muestra que algo no está bien en la vida de ese niño”, concluye Heber Torres.