
Detienen a 3 en posesión de presuntas drogas en Juárez
MONTERREY, NL., 14 de agosto de 2025.- Lo que inició como una búsqueda de belleza para Jaqueline Yamilet Briones Torres, de 25 años, terminó como un caso de presunta mala praxis y feminicidio. La joven ingresó a un quirófano para moldear su figura y salió inconsciente, con pulmones e hígado perforados por laceraciones de un objeto punzocortante. Fue trasladada al Hospital Universitario, donde nunca volvió a abrir los ojos.
El procedimiento estuvo a cargo del doctor Sergio N y su anestesiólogo, Julio César N —de quienes solo se conocen los nombres—, quienes habrían cometido un corte en el lugar equivocado, un descuido letal que no admite disculpas.
La Fiscalía Especializada en Feminicidios cateó la clínica ubicada en Miguel Hidalgo 2532 Poniente, en la colonia Obispado. Lo que encontraron parecía más un archivo que un consultorio: cánulas quirúrgicas, jeringas, una bata con el nombre “Dr. Sergio”, una libreta con anotaciones del 12 de agosto, manchas rojizas, cabello sobre la camilla y un DVR con grabaciones del lugar.
El resultado de la autopsia confirmó que Jaqueline presentó lesiones intratorácicas e intraabdominales a trayecto de objeto punzante, compatibles con los daños detectados durante la intervención. La autoridad sanitaria detectó irregularidades graves en la clínica y procedió a su suspensión inmediata.
El cateo concluyó en la madrugada del 14 de agosto, pero el eco de esta tragedia sigue resonando. Jaqueline no era solo una cifra en las estadísticas de cirugías fallidas: tenía proyectos, afectos y una vida por delante. Su caso reaviva el debate sobre la regulación y supervisión de clínicas estéticas en México, donde, para algunas manos con bata, el cuerpo de una mujer es un negocio… incluso cuando deja de latir.