
Localizan en Juárez a adulto de 74 años desaparecido en Santiago
MONTERREY, NL., 19 de junio de 2025.- En un rincón luminoso de la Casa Club Evolución Tesoros de Vida, las carcajadas no solo llenaron el espacio, sino también los corazones. Más de 100 adultos mayores se reencontraron con una emoción a veces olvidada: la risa.
El momento de alegría no fue casual, sino que formó parte del Taller de Risoterapia impartido por el DIF Guadalupe en colaboración con el Instituto Estatal de las Personas Adultas Mayores, como parte de la estrategia de Protección Social Crecemos.
“La risa también es salud, y tiene un poder transformador“, expresó Blanca Treviño, presidenta del DIF, al inaugurar el evento. “El alma siempre agradece un momento para relajarse, convivir y sentirse feliz”, añadió frente a un público que la ovacionó con entusiasmo.
Durante la jornada, los asistentes participaron en dinámicas de integración, juegos, ejercicios de respiración y hasta sesiones de baile, y para muchos fue la primera vez en mucho tiempo que se permitieron simplemente disfrutar. Una señora, de unos 80 años, comentó entre lágrimas de risa: “¡No sabía que todavía podía reírme así! Hace años que no me sentía tan viva”.
El taller busca más que entretenimiento: es una herramienta para el bienestar emocional, el alivio del estrés y la creación de redes de apoyo entre quienes, muchas veces, enfrentan la soledad o el duelo en silencio.
Este tipo de actividades, según especialistas en gerontología, estimulan la resiliencia emocional, fortalecen la autoestima y mejoran la calidad de vida en la vejez.
“Verlos reír, moverse y compartir sin juicios es un recordatorio de que el cuidado integral también se construye desde lo humano”, comentó una de las facilitadoras.
El programa continuará en otras sedes, como la Casa Club Cañada Blanca Caminando Juntos y la Casa Club Quinta Campestre Mis Mejores Años, reafirmando el compromiso del DIF Guadalupe con la salud emocional de las personas adultas mayores.
En tiempos donde el envejecimiento suele asociarse con enfermedad o dependencia, este taller demuestra que la risa, el juego y la compañía también pueden ser medicina.